lunes, 10 de marzo de 2008

Dolor, de Alfonsina Storni




DOLOR

Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar.

Que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielos puros me vieran pasar.

Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
como una romana, para concordar

con las grandes olas, y las rocas muertas
y las anchas playas que ciñen el mar.

Con el paso lento, y los ojos fríos
y la boca muda, dejarme llevar;

ver cómo se rompen las olas azules
contra los granitos y no parpadear;

ver cómo las aves rapaces se comen
los peces pequeños y no despertar;

pensar que pudieran las frágiles barcas
hundirse en las aguas y no suspirar;

ver que se adelanta, la garganta al aire,
el hombre más bello; no desear amar...

...Perder la mirada, distraídamente.
Perderla, y que nunca la vuelva a encontrar;

y, figura erguida, entre cielo y playa
sentirme el olvido perenne del mar.


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